Feminismos, pos-feminismos y neo-feminismos
La mayor parte de las descripciones sobre feminismo coinciden en señalar que el principal rasgo de éste es la acción por la dignificación de las mujeres frente a su consideración como sujetos menores o de segundo orden. La medida más eficaz para esta dignificación ha sido el logro de la igualdad de derechos a todos los efectos.
Las sociedades avanzadas admiten hoy estos derechos fundamentales para todos. Por eso los feminismos que lucharon por ello han centrado sus acciones en la extensión de esos logros a otras zonas del planeta, así como en nuevos objetivos sin olvidar el cumplimiento de aquéllos. Ir más adelante sin renunciar a los logros adquiridos es la estrategia igualmente compartida por una gran mayoría.
Para distinguir los actuales rasgos de los anteriores las nuevas corrientes hablan de pos-feminismos o de neo-feminismos. Se trata de pasos continuadores de la historia y, en ocasiones, cualitativamente nuevos porque se dan situaciones con planteamientos distintos. La historia muestra distintas generaciones en debate y también distintas formas y estrategias en sus planteamientos.
En todo caso, se trata de no reducir el feminismo a una corriente, o sea, de no simplificar un movimiento cuyo significado ha sido muy importante en la historia y en la sociedad de los dos últimos siglos y que sigue siendo necesario. Pero igualmente se trata de no tirar la criatura de los sexos con el agua de lavar del feminismo.